lunes, 24 de agosto de 2009

Ellas también mandan en el turismo.

Cinco directoras de conocidos hoteles de Málaga hablan de su trabajo.
Son mujeres y ninguna de ellas supera los 40 años. Sus trayectorias, dispares, son un ejemplo de trabajo y superación para ascender en un mundo que hasta hace muy poco estaba liderado por hombres: son las directoras de cinco hoteles malagueños, que ejemplifican mejor que nadie la revolución silenciosa que gradualmente está permitiendo a las mujeres "competir" en el mercado laboral en igualdad de condiciones, una premisa básica para construir la sociedad del siglo XXI. Paridad, conciliación, liderazgo... son conceptos que se entremezclan con el quehacer diario de estas mujeres, entregadas en cuerpo y alma a que el visitante sienta Málaga como "su hogar".

Ana Chapado tiene su despacho en plena calle Larios. Desde ahí dirige uno de los hoteles más emblemáticos de la capital: el hotel Larios. A sus 31 años ha percibido la sorpresa en ciertas personas al presentarse como directora del establecimiento, aunque asegura que nunca ha sentido su condición femenina como obstáculo para ascender profesionalmente. Al igual que Natalia Fernández, directora del Parador de Gibralfaro; Anuska Lagos, máxima responsable del hotel Mate Room Lola; Lourdes Grau, primera directora de hotel en la capital tras asumir la gestión del Molina Lario desde el comienzo del proyecto, y Jerusalén Mateos, directora del Petit Palace, opina que el avance ha sido tremendo, aunque aún "queda mucho por hacer". "Lo habremos conseguido cuando el hecho de ser mujer ya no sea la noticia", apunta Lourdes Grau. Pero lo sigue siendo, a pesar de los avances y los logros conseguidos. "El hecho de que la vicepresidenta sea una mujer es muy importante", asegura por su parte Natalia Martínez, quien explica que esta incorporación de las mujeres a la élite del sector hotelero se enmarca en un cambio global que afecta a todos los sectores y profesiones. También utiliza la comparación Anuska Lago. "En mi empresa –Room Mate– casi todas somos mujeres en la dirección. Hay un paralelismo con la política, donde cada vez hay más chicas y además jóvenes". Esta incorporación a los centros de poder era inevitable, según Mateos. "Es algo muy curioso, porque nuestro sector ha sido mayoritariamente femenino los puestos directivos siempre han estado ocupados por hombres". Además, y tal como explica Grau, Málaga ha ido detrás de otras capitales como Madrid o Barcelona, si bien la planta hotelera de la ciudad ha sido escasa hasta hace bien poco. Asimismo, la irrupción de la mujer en la Universidad y la cada vez mayor tendencia a especializarse ha configurado una generación de profesionales con conocimientos profundos en áreas como gestión financiera y turística, relaciones públicas y técnicas de dirección, la combinación imprescindible para lograr los objetivos. El riesgo, para Mateos, es llegar al extremo de una segregación por sexos: "No quiero que me juzguen com mujer, sino como profesional".

Liderazgo. Sobre los diferentes estilos de dirección en función del sexo, todas coinciden en que se trata de asumir el cargo con profesionalidad independientemente de si se trata de un hombre o de una mujer. No obstante, sí que señalan ciertas particularidades femeninas que le dan un ´toque´ diferente al trabajo. "Somos más detallistas", opina Chapado, una característica muy importante en un sector como la hotelería, donde el más mínimo elemento puede condicionar la imagen que se lleva el cliente, lo que no significa, según Grau, "poner las flores en el jarrón", sino ser conscientes de que "estamos en un negocio en el que hablamos de sensaciones y sentimientos, y tenemos que conseguir que la gente se sienta en su casa". Es, en palabras de Lago, "una sensibilidad diferente que también se nota viviendo en pareja o con compañeros de piso". Jerusalén Mateos, en cambio, habla de "mayor empatía", un aspecto fundamental en la gestión de los recursos humanos, el otro pilar fundamental para conseguir que el trabajo salga adelante. En este sentido, todas coinciden en un objetivo fundamental: la implicación. "El trabajador debe entender que el que le paga el sueldo es el cliente, no yo", insiste Grau. Mateos también es tajante respecto al tema: "la autoridad no se impone, se gana. No hay que dar órdenes sin ton ni son, se trata de explicar que las cosas que se hacen o dicen están respaldadas por una lógica, un objetivo y un beneficio para todos. Hay que explicar lo importante que es esa acción concreta en el engranaje del hotel. Así todo fluye". "Intento preocuparme por el trato con los empleados más allá del cumplimiento de los objetivos. Es muy gratificante que un compañero te diga que nunca había trabajado tan a gusto con alguien", asegura Chapado.
Lago, defiende además que estilo de dirección más personal y cercano se inscribe en una tendencia generalizada auspiciada por plantillas de trabajadores jóvenes, más formados y con una visión diferente de negocio. "El trato actual es más directo y más humano, cada vez se utilizan menos tecnicismos y es mucho mejor. Nuestra intención es conectar con el público y necesitamos una comunicación que vaya en esa línea".

Es, precisamente, esa juventud de la que hablan otros profesionales una de las apuestas principales de estas nuevos modelos de dirección. Sin descartar obviamente la experiencia y la madurez de los más veteranos, el relevo generacional está llenando nuestros establecimientos hoteleros de gente "con muchas ganas de trabajar", un punto de partida fundamental para comenzar la labor de dirigir un equipo.

Conciliación. Conciliar la vida laboral y familiar, uno de los puntos más debatidos en política de empleo que si bien afectan directamente a ambos sexos parece que cobra relevancia cuando se habla de mujeres. "Reconozco que aún es más complicado conciliar para las mujeres que para los hombres", argumenta Martínez, un hecho al que se suma, según Chapado, que "las mujeres nos autoexigimos más. Tenemos que ser las más guapas, las mejores madres y las mejores profesionales". Para Grau, es precisamente en el tema de la imagen donde se puede apreciar con más claridad la mentalidad machista que aún subyace en la sociedad, y no sólo en el sector hotelero, sino en todos los ámbitos: "Nadie se plantea si los ministros son guapos o feos", apunta con ironía.

Además, creen que el principal riesgo es que llegue el momento en que la mujer tenga que elegir, una tesitura en la que difícilmente se encuentra el hombre. "La cuestión es que sea una decisión personal, no impuesta", asevera Mateos. De momento, tanto ella como sus compañeras ya han dado un paso fundamental. Esperemos que continúe.

Fuente:
La Opinión de Málaga.